martes, 7 de febrero de 2012

WALL-E

 En el siglo XXII, la Tierra está regida por la megacorporación Buy n Large (BnL), que causa una producción excesiva de basura y la Tierra se cubre de ella hacia el año 2115. En un intento de resolver la situación, la población de la Tierra es evacuada en lujosas naves espaciales de la megacorporación, mientras que un ejército de robots compactadores de basura llamados WALL·E (Waste Allocation Load Lifter - Earth class) se establecen en la Tierra para restaurar y limpiar el planeta. El plan falla cinco años después y, de esa manera, la humanidad se ve obligada a establecerse en el espacio de forma indefinida. Setecientos años después, en 2805, sólo una unidad WALL·E ha sobrevivido, que recolecta por sí misma piezas de otras unidades WALL·E averiadas. Esta unidad ha desarrollado una personalidad y sensibilidad propias, así como emociones. Entre sus cualidades más notables destaca su curiosidad, lo cual se evidencia en su peculiar costumbre de recoger cosas extrañas que le interesan en las montañas de basura, tales como un cubo de Rubik, una lámpara incandescente y hasta un sostén.
Un día, WALL·E encuentra una planta creciendo entre la basura y la lleva a su camión. Ese mismo día, una nave espacial aterriza en los terrenos donde WALL·E se encuentra, en la cual aparece una avanzada robot exploradora llamada EVE. Inmediatamente después mirarla WALL·E se enamora de ella. No obstante, ella debe cumplir su misión de buscar señales de vida de una planta, por lo que ésa es su única tarea a realizar en el planeta. Inicialmente, EVE se comporta distante hacia WALL·E, mientras a éste le empieza a atraer aún más la robot. Durante una tormenta de polvo, WALL·E lleva a EVE a su camión y le muestra la planta que había recolectado hace poco, lo cual causa que sus sistemas automatizados de guardar la planta dentro de ella se activen y asimismo desactiven a la robot. WALL·E hace todo lo posible para recuperarla y cuidar de ella, incluso sale con la robot aún sabiendo que se encuentra inactiva. Cuando su nave viene a recogerla, WALL·E se aferra desesperadamente al casco de la nave y después de un largo viaje llegan a la Axioma, nave espacial de la BnL.
Después de un acoplamiento, WALL·E sigue a EVE mientras ella es llevada hacia el puente de la nave. A medida que WALL·E avanza por el Axioma es evidente que después de siglos de vivir en condiciones de microgravedad y haber estado confiados a los sistemas de la nave, los pasajeros humanos han sufrido una severa pérdida ósea y se han vuelto extremadamente obesos. El capitán de la nave, B. McCrea, hace menos cosas de las que debería de hacer y deja el control de la nave al piloto automático, Auto. Cuando EVE llega a la oficina del capitán, este último se entera de que mediante la colocación de la planta dentro del holodetector de la nave como un símbolo para volver a habitar la Tierra, el axioma entrará en el hiperespacio y regresará a la Tierra para permitir a sus pasajeros repoblar el planeta. Sin embargo, cuando se abre a EVE, la planta no se encuentra. Se considera a EVE defectuosa y es llevada a la sala de reparación de robots junto con WALL·E, mientras la curiosidad por la planta del capitán McCrea hace que él comience a investigar la historia de la Tierra.
WALL·E confunde la inspección de EVE con una tortura e intenta salvarla, liberando accidentalmente una multitud de robots con mal funcionamiento, haciendo que EVE y él sean designados como robots renegados. Furiosa por la influencia destructiva de WALL·E, EVE le guía hasta una cápsula de escape para regresarlo hacia la Tierra. Ahí son testigos de que un GO-4 coloca la planta perdida en una de las cápsulas, la cual es lanzada hacia el espacio exterior y programada para autodestruirse con WALL·E adentro, pues éste había corrido hacia ella justo antes de ser sellada. WALL·E escapa ileso —un extintor lo ayuda a alejarse rápidamente de la explosión— llevando la planta consigo y se reconcilia con EVE, celebrando con un breve baile afuera de la Axioma.
Ambos le traen la planta al capitán, quien examina las grabaciones de EVE de la devastada Tierra y se percata de que la humanidad debe regresar a restaurar el planeta. No obstante, Auto revela su intención de impedir su regreso, organiza un motín y electrocuta a WALL·E mientras él trata de proteger la planta. EVA se da cuenta de que las únicas piezas capaces de reparar a WALL·E están en el camión en el que habita en la Tierra y le ayuda a llevar la planta al holodetector para activar el hipersalto de la Axioma hacia la Tierra, contando con la ayuda de los robots de mal funcionamiento en la nave. El capitán abre el holodetector mientras lucha por el control de la Axioma contra Auto, quien cierra el holodetector sobre WALL·E, aplastándolo mientras éste trata de mantenerlo abierto. Finalmente, el capitán logra desactivar a Auto y EVE coloca la planta en el holodetector rápidamente para poder liberar a WALL·E y enviar al axioma a la Tierra.
Ya en el planeta, EVE traslada los restos de WALL·E a su hogar donde exitosamente repara y reactiva al robot. Sin embargo, la memoria de WALL·E se encuentra borrada y vuelve a su programación original, la que consiste en ser un simple compactador de basura. Con el corazón roto, EVE le da a WALL·E una despedida con un «beso» que ocasiona una chispa eléctrica que restaura la memoria de WALL·E, siendo como siempre. WALL·E y EVE felizmente reúnen a los pasajeros robots y humanos de la Axioma con el objetivo de restablecer el ambiente de la Tierra. Durante la escena de los créditos finales, se aprecia el repoblamiento exitoso de la Tierra y cómo la planta que aparece a lo largo del filme ha crecido hasta convertirse en un robusto árbol que aprecian con asombro el par de robots.

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